Desde el mes pasado, el hipnótico
suvorexant está disponible en farmacias de Estados Unidos bajo el nombre de
Belsomra. Este fármaco de MSD, el primero de la clase de los antagonistas
duales de los receptores de la orexina (OX1 y OX2), podría presentar un mejor
perfil de tolerabilidad que las benzodiacepinas y sus análogos. Aunque,
recuerdan expertos, su uso en la práctica clínica tendrá que despejar
incógnitas sobre su perfil de seguridad y, en especial, su vinculación con
posibles episodios de sonambulismo parasomnias.
Las orexinas o hipocretinas son
neuropéptidos implicados en la vigilia. "Su inhibición conduce a una
reducción de la actividad de los mecanismos alertizantes que predominan en el
insomnio primario", explica el director del Instituto de Investigaciones del
Sueño, de Madrid, Diego García-Borreguero. De esta forma, el fármaco se
dirigiría "a la causa del insomnio" y presentaría una acción
"más fisiológica" que otros hipnóticos.
CERCA DEL "TRATAMIENTO
IDEAL"
Además, su tolerabilidad sería
sensiblemente superior en cuanto a la aparición de somnolencia diurna y su
potencial de adicción. De hecho, suvorexant tiene datos de tratamientos de
hasta un año de duración y se vería libre de efectos adversos que son consecuencia
de la acción de las benzodiacepinas como relajantes musculares. "Los datos
clínicos indican que esta familia tiene muchas de las características deseadas
de un tratamiento ideal para el insomnio crónico", destaca Juan Gibert,
catedrático de Farmacología de la Universidad de Cádiz. Así, resaltaría su
eficacia tanto en la inducción como en el mantenimiento del sueño, "sin
problemas de tolerabilidad significativas o de retirada". Hernando Pérez
Díaz, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de
la Sociedad Española de Neurología (SEN), apunta que podría ser una opción
preferente frente a las benzodiacepinas en pacientes con reflujo
gastroesofágico y apnea obstructiva.
En cuanto a sus riesgos, la
agencia reguladora estadounidense FDA advierte
de que puede afectar a la capacidad de conducción y al manejo de
maquinaria peligrosa, así como de la vinculación del fármaco con episodios de
"comportamientos complejos estando parcialmente dormido", entre los
que incluye cocinar y comer, hacer llamadas telefónicas o mantener relaciones
sexuales.
La somnolencia es un efecto
consustancial a los hipnóticos y, de hecho, suvorexant, autorizado en
comprimidos de 5, 10, 15 y 20 mg, afectaría menos a la capacidad mental de
alerta que los fármacos que actúan por la vía del GABA-A, recuerdan Gibert y
García-Borreguero. Sin embargo, la FDA decidió rechazar las dosis más altas
inicialmente propuestas por el laboratorio, "lo que ha sido bastante
polémico por los resultados de eficacia que se habían visto en el desarrollo
clínico", comenta García-Borreguero.
Otros hipnóticos, y,
especialmente por su amplia utilización, el zolpidem, se han relacionado con
parasomnias, "que no está muy claro si se trataría de episodios de
sonambulismo o comportamientos compulsivos, especialmente relacionados con la
ingesta de comida, seguidos de amnesia", apunta Pérez Díaz. El experto
resalta que en la postcomercialización habrá que monitorizar este riesgo y vigilar posibles cambios
conductuales que podrían derivarse de la inhibición de estos receptores, como
un incremento de la ingesta de comida.
En conclusión, todos reconocen el
interés de contar con un nuevo mecanismo de acción que permita superar las
limitaciones del arsenal actual que componen benzodiacepinas y los análogos
benzodiacepínicos, los antihistamínicos y los melatoninérgicos.
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