miércoles, 25 de mayo de 2022

La OMS eleva a 131 los casos de viruela del mono

 Los casos de viruela del mono confirmados en las últimas semanas en países no endémicos se elevan ya a 131, con otros 106 sospechosos, informó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indica que los países que han notificado más contagios son España (40), Portugal (37) y Reino Unido (20).

Los casos se han confirmado por ahora en 17 países, en su mayoría europeos, aunque también se han identificado contagios en Pakistán (2), Israel (1), Canadá (5), EEUU (2) y Australia (2), indicó la OMS durante una sesión técnica de la actual asamblea anual de la organización.

La enfermedad es endémica desde hace al menos 40 años en países de África occidental y central, y aunque con anterioridad se habían registrado casos en otras regiones, vinculados hasta entonces siempre a personas que habían viajado al continente africano, ésta es la primera vez que se observa un brote tan extendido.

La experta Rosamund Lewis, del departamento de viruela de la OMS, subrayó hoy en una rueda de prensa que por ahora los focos de contagio son pequeños (familias, grupos de conocidos), ya que la principal vía de transmisión es el contacto estrecho, por lo que el riesgo para la población en general es "bajo".

Los síntomas de la enfermedad pueden incluir fiebre, inflamación de los nódulos linfáticos, dolores de cabeza, cansancio muscular y erupciones cutáneas en cara, manos, pies, ojos o genitales.

Lewis recomendó a quienes desarrollen estos síntomas consultar a profesionales sanitarios, aislamiento en el domicilio y evitar el contacto físico con otras personas.

La vacuna contra la viruela convencional, una enfermedad de mayor gravedad, probó ser eficaz en un 85% contra la viruela del mono.

Sin embargo, la mayoría de las generaciones más jóvenes no están vacunadas contra la viruela, que se consideró erradicada a nivel global hace ya cuatro décadas, por lo que se detuvieron sus campañas de inmunización y hoy Lewis reconoció que las existencias de vacunas antiviruela en el mundo actualmente son "limitadas".

El primer caso de viruela del mono en el mundo se detectó en 1970 en un niño de la República Democrática del Congo, y en ese país sólo en lo que va de año se han registrado 12.000 casos sospechosos, subrayó la experta.

A través de un comunicado, el organismo europeo asegura que la viruela del mono "no se propaga fácilmente entre las personas". La transmisión de persona a persona se produce a través del contacto estrecho con material infeccioso de las lesiones cutáneas de una persona infectada, a través de las gotitas respiratorias en el contacto prolongado cara a cara y a través de fómites.

Sin embargo, apuntan al sexo como principal responsable de la transmisión: "El predominio de los casos de viruela del mono diagnosticados entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y la naturaleza de las lesiones que se presentan en algunos casos sugieren que la transmisión se produjo durante las relaciones sexuales".

EFE. Mar, 24/05/2022 - 13:19

https://www.diariomedico.com/medicina/enfermedades-infecciosas/la-oms-eleva-131-los-casos-de-viruela-del-mono-un-tercio-de-ellos-en-espana.html

lunes, 16 de mayo de 2022

Miastenia Gravis inducida por atezolizumab

 J. García-García, I. Díaz-Maroto, E. González-Villar, A. Martínez-Martín

Revista 74(10). Fecha de publicación 16/05/2022.

[REV NEUROL 2022;74:343-344]PMID: 35548916DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7410.2021264

Los anticuerpos monoclonales dirigidos frente a los puntos de control inmunitario (ICP), chekpoints, suponen hoy en día una terapia eficaz en el cáncer metastásico. Estos fármacos, al actuar contra las moléculas de superficie antígeno asociado al linfocito T citotóxico (CTLA-4), proteína de muerte celular programada (PD-1) o su ligando PD-L1, facilitan la respuesta inmune antitumoral al bloquear diferentes vías de inhibición de los linfocitos T o las vías de escape tumoral [1].

Sin embargo, al potenciar la respuesta del sistema inmune, estos fármacos pueden desencadenar efectos adversos inmunomediados en múltiples órganos [2]. Los efectos adversos inmunomediados neurológicos son poco frecuentes, pero pueden llegar a ser muy graves [3]. Se presenta un caso de miastenia gravis inducido por atezolizumab (anti-PD-L1) en un paciente con carcinoma urotelial.

Se trata de un paciente de 72 años, exfumador, en seguimiento por oncología médica por carcinoma urotelial papilar y sólido, grado 3 de la Organización Mundial de la Salud. Tras una cistoprostatectomía inicial y quimioterapia adyuvante, en la tomografía por emisión de positrones-tomografía computarizada de seguimiento se objetivó progresión tumoral con desarrollo de metástasis pulmonares, y se decidió tratamiento con atezolizumab (1.200 mg/3 semanas). Ocho días después del segundo ciclo de atezolizumab, el paciente desarrolló debilidad proximal, fluctuante y de predominio vespertino, y a las 24 horas se sumaron disfagia con regurgitación nasal de líquidos y disnea de moderados esfuerzos. La exploración física mostraba ptosis palpebral bilateral que empeoraba con las maniobras de fatigabilidad, así como diplopía binocular en la mirada vertical superior; presentaba debilidad cervical con fatigabilidad y uso de musculatura accesoria a partir de la segunda flexión cervical en decúbito supino, y marcada hipofonía con el discurso prolongado. El equilibrio muscular en las extremidades era normal, pero con fatigabilidad precoz en las maniobras repetitivas. Los reflejos osteotendinosos eran normales, sin objetivarse déficit sensitivo. El estudio de flujo aéreo mediante peak-flow mostraba una capacidad vital forzada conservada.

Se decidió ingreso en planta de hospitalización con la sospecha de miastenia gravis (grado IVA de la Myasthenia Gravis Foundation of America) inducida por atezolizumab y se inició tratamiento con metilprednisolona (1 g intravenoso/24 horas/5 días), así como inmunoglobulinas intravenosas (0,4 g/kg/día durante 5 días) y piridostigmina (60 mg cada ocho horas). En la bioquímica se objetivaron valores normales de creatincinasa y, a posteriori, los anticuerpos frente al receptor de acetilcolina y tirosincinasa específica fueron negativos. El electromiograma fue compatible con miastenia gravis con alteración postsináptica de la placa motora, y se demostró estimulación repetitiva facial positiva en baja frecuencia. Los niveles de troponina y pro-BNP fueron normales. El electrocardiograma mostraba ritmo sinusal normal.

La evolución del paciente fue satisfactoria, sin necesidad de ingreso en la unidad de cuidados intensivos. Fue dado de alta con prednisona vía oral (1 mg/kg/día) y piridostigmina, y recibió un segundo ciclo de inmunoglobulinas intravenosas transcurridos 30 días por agravamiento de sus síntomas, objetivándose mayor debilidad en las extremidades y a nivel cervical, pero sin síntomas de afectación bulbar o respiratoria. En el seguimiento posterior, el paciente fue mejorando, se inició pauta oral descendente de corticoides y se encontró en situación de remisión clínica a los ocho meses de iniciada la miastenia gravis. Oncología médica decidió no reiniciar tratamiento con ningún otro tipo de ICP y optó por el inicio de tratamiento con segunda línea de quimioterapia.

La aparición o el agravamiento de la miastenia gravis se han descrito para fármacos anti-CTLA-4 (ipilimumab), inhibidores de la PD-1 (nivolumab o pembrolizumab), combinación de éstos entre sí o, más recientemente, anti-PD-L1 (atezolizumab, avelumab y durvalumab) [4]. Respecto al atezolizumab, se ha descrito en la bibliografía un caso de miastenia gravis de novo en un paciente con carcinoma urotelial [5] fallecido por arritmia maligna al sumarse al cuadro de miastenia gravis una miocarditis y un caso de agravamiento de una miastenia gravis previa que requirió soporte ventilatorio por crisis miasténica, en un paciente con diagnóstico de adenocarcinoma de pulmón metastásico [6].

En conclusión, el uso creciente de los ICP en el tratamiento de diferentes tipos de neoplasias hace necesario que estemos familiarizados con sus efectos secundarios, en concreto con las complicaciones neurológicas. Éstas son poco frecuentes, pero pueden ser muy graves, como ocurre con los casos de miastenia gravis, los cuales exigen un reconocimiento precoz y un tratamiento agresivo, dada la importante morbimortalidad que conllevan.

Bibliografía

1. Ribas A, Wolchok JD. Cancer immunotherapy using checkpoint blockade. Science 2018; 359: 1350-5.

2. Postow MA, Sidlow R, Hellmann MD. Immune-related adverse events associated with immune checkpoint blockade. N Engl J Med 2018; 378: 158-68.

3. Cuzzubbo S, Javeri F, Tissier M, Roumi A, Barlog C, Doridam J, et al. Neurological adverse events associated with immune checkpoint inhibitors: review of the literature. Eur J Cancer 2017; 73: 1-8.

4. Marini A, Bernardini A, Gigli GL, Valente M, Muñiz-Castrillo S, Honnorat J, et al. Neurologic adverse events of immune checkpoint inhibitors: a systematic review. Neurology 2021; 96: 754-66.

5. Thakolwiboon S, Karukote A, Wilms H. De novo myasthenia gravis induced by atezolizumab in a patient with urothelial carcinoma. Cureus 2019; 11: e5002.

6. Chae J, Peikert T. Myasthenia gravis crisis complicating antiPDL1 cancer immunotherapy. Critical Care Medicine 2018; 46: 280.

La ‘vacuna’ del colesterol abre la puerta a una nueva prevención cardiovascular

 Tras más de dos años escuchando detalles sobre la tecnología de las vacunas de la covid-19, las aplicaciones médicas del ARN mensajero (ARNm) nos resultan familiares. Estas moléculas transfieren desde el núcleo celular la información genética necesaria para sintetizar las proteínas, pero ¿y si la proteína que se fabrica resulta perjudicial para el organismo? Ahí entraría en juego otro tipo de ARN, el interferente, capaz de degradar moléculas de ARNm, evitando o reduciendo, de forma selectiva, la presencia de proteínas indeseadas.

La tecnología de ARN interferente (ARNi) ha irrumpido en el campo de la medicina cardiovascular con un tratamiento que ha demostrado reducir los niveles de colesterol LDL a la mitad con dos pinchazos al año. Inclisirán es un ARNi sintético de pequeño tamaño (ARNip) que impide la formación de la proteína PCSK9, clave en el metabolismo del colesterol.

Al reducirse la presencia en sangre de la proteína, aumenta la síntesis de receptores de LDL responsables de su metabolización hepática.

No obstante, a juicio de los expertos, este tratamiento va más allá de la innovación terapéutica, al contar con un potencial impacto en los modelos de prevención cardiovascular, en concreto, de la secundaria. Así lo plantea José Ramón González Juanatey, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Santiago, para quien inclisirán supone una oportunidad de “recuperar la continuidad asistencial en la prevención y en las enfermedades crónicas” lastrada últimamente por las dificultades que la pandemia ha ocasionado en la medicina y la enfermería de la atención primaria.

En pacientes de muy alto riesgo cardiovascular (con enfermedad cardiovascular, diabetes con daño en órgano diana e hipercolesterolemia familiar, entre otras patologías), las guías clínicas de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y de la Sociedad Europea de Aterosclerosis (EAS) recomiendan mantener el colesterol LDL-c por debajo de 55 mg/dL. Sin embargo, reconoce González Juanatey “es muy frecuente que no se alcancen esos objetivos; en un 40-50% de los pacientes de muy alto riesgo cardiovascular no se logran las cifras deseadas con tratamiento optimizado de estatinas”. 

El tratamiento hipolipemiante de base, coincide Leopoldo Pérez de Isla, jefe de la Unidad de la Imagen Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, “es muy seguro y eficaz, pero no siempre alcanza los objetivos recomendados, y a veces está contraindicado en determinados pacientes”; no obstante, no se puede renunciar a reducir el colesterol, puesto que en los pacientes de más riesgo cardiovascular se ha constatado que “la disminución de c-LDL se asocia a menos infartos, ictus y mortalidad; por ello, contemplamos el empleo de los anticuerpos frente a PSCK9 (evolocumab y alirocumab), el ácido bempedoico e inclisiran”. 

A diferencia de los inhibidores de PCSK9, detalla González Juanatey, que bloquean la proteína una vez sintetizada, este ARNip impide que se fabrique dicha proteína “al silenciar el ARN que codifica su síntesis“. En los ensayos que han avalado su aprobación por las agencias reguladoras del medicamento europea (EMA) y estadounidense (FDA) -con las indicaciones de hipercolesterolemia primaria y dislipemia mixta- se refleja una reducción de hasta el 52% de los niveles c-LDL a día 510 respecto a los niveles basales.

Una gran ventaja, destaca López de Isla, es su administración subcutánea en dos inyecciones anuales o más concretamente, en una inyección inicial seguida de otra a los tres meses, a partir de la cual se espacian cada semestre.

González Juanatey apunta que “sabemos que la mitad de los enfermos, al año de tener el infarto no son buenos cumplidores del tratamiento diario que supone la toma de estatinas. Inclisirán garantizaría con una inyección cada seis meses la cumplimentación”. Si bien el objetivo en las guías es mantener el colesterol LDL por debajo de 55 mg/dL, “lo cierto es que cuanto más bajo esté es mejor. Tras muchos años de experiencia en ensayos clínicos y en vida real no se ha demostrado ni un solo caso donde una reducción de colesterol LDL, de cualquier magnitud, se asocie a efecto secundario; por el contrario, se ha vinculado siempre a beneficio frente a ictus, infarto y mortalidad”, comenta Pérez de Isla. “No olvidemos que estamos reduciendo solo el colesterol en sangre, con un efecto dañino, mientras que el colesterol funcionante en la membrana de las células está preservado”.

Este especialista destaca asimismo la seguridad del nuevo tratamiento, demostrada en los estudios pivotales con 3.473 pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica o hipercolesterolemia familiar. “La probabilidad de interacciones y efectos secundarios es mínima”, y apunta que los descritos con más frecuencia son molestias en el lugar del pinchazo.

Entre los enfermos que pueden beneficiarse de este tratamiento, González Juanatey enumera a aquellos de muy alto riesgo cardiovascular, “como los que han tenido un síndrome coronario agudo reciente, patología isquémica, diabéticos con mucha comorbilidad y pacientes con hipercolesterolemia familiar que no tienen un buen control del colesterol con los tratamientos clásicos. Ellos serían la diana para incluir en la reorganización de la continuidad asistencial, con la AP en el centro, utilizando inclisirán como una herramienta”. Y es que, recalca González Juanatey, el tratamiento “debería administrarse en los centros de salud, por los médicos de la AP: si se queda en los hospitales será una oportunidad perdida”.

El cardiólogo argumenta que la vacuna se dirige a pacientes que “no solo necesitan un control del colesterol, sino un seguimiento integral de su enfermedad, que asegure la cumplimentación terapéutica y favorezca cambios en el estilo de vida. Eso solo puede hacerlo la medicina de AP”. Inclisirán, con su pauta de administración semestral, es también una vía “para dar valor a los profesionales de la atención primaria como el centro del sistema de salud y una oportunidad para recuperar la continuidad asistencial y reorganizar la prevención en ese ámbito, que no podemos dejar pasar”.

Sonia Moreno. Madrid. Vie, 06/05/2022 - 09:27

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