miércoles, 28 de octubre de 2009

Un 15% de las consultas al alergólogo son por fármacos

Cada año la incidencia de las enfermedades alérgicas en España aumenta un 1 por ciento. Se estima que existen entre 10 y 15 millones de alérgicos. "El 14,7 por ciento de las consultas de alergología están motivadas por alergia a medicamentos", ha dicho Tomás Chivato, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). Constituyen el tercer motivo de consultas de los pacientes que acuden al alergólogo".
Los datos recogidos en el informe Alergología, elaborado por la Seaic, indican que en la última década ha aumentado el número de pacientes afectados por una reacción de carácter alérgico a los medicamentos. Chivato ha explicado que "España cuenta con grupos de expertos de reconocido prestigio internacional y nos encontramos a la vanguardia en el estudio y el conocimiento de estas patologías. Destacan las investigaciones en torno a los mecanismos de desensibilización y las nuevas técnicas que mejoran el diagnóstico de la alergia a medicamentos y reducen el número de casos en que es necesario recurrir a las pruebas de provocación para detectar el fármaco implicado".
Los culpables
Los medicamentos que con más frecuencia están implicados en las reacciones alérgicas son los antibióticos betalactámicos (47 por ciento de las reacciones), seguidos de los antiinflamatorios no esteroideos (39 por ciento), las quinolonas, anestésicos locales, sulfamidas, tetracicilinas y macrólidos, según Nancy Ortega, del Hospital Doctor Negrín, en Las Palmas de Gran Canaria.
A pesar de que las primeras manifestaciones alérgicas a medicamentos pueden aparecer a cualquier edad, son más frecuentes en la mitad de la vida, probablemente por el incremento del uso de fármacos a partir de los 40-50 años. Y aunque no hay estudios que así lo hayan demostrado, en las casuísticas más amplias predomina la población femenina sobre la masculina.
La presentación en la infancia no reviste diferencias clínicas a la del adulto, pero Teófilo Lobera, del Hospital San Millán-San Pedro, de Logroño, y coordinador del comité organizador del simposio, ha añadido que "hay formas de reacción a medicamentos más frecuentes en la edad pediátrica, como el exantema morbiliforme por amoxicilina, que es una forma de presentación muy frecuente en niños, en la que coincide la toma de dicho antibiótico con la presencia de un cuadro viral".
Para evitar la reactividad cruzada Ortega destaca que "es muy importante realizar un estudio alergológico preciso, ya que muchas veces no sólo consiste en retirar el medicamento que le ha sentado mal al paciente, sino que hay que estudiar de forma exhaustiva otros fármacos similares para saber si el paciente los tolera". Así, un alérgico a la amoxicilina tiene una alta probabilidad de que reaccione a otros antibióticos betalactámicos (penicilina, ampicilina).

Un anticuerpo impide que la histona dañe el vaso

Una investigación que se publica en Nature Medicine amplía el conocimiento sobre cómo las proteínas histonas destruyen la capa interna de los vasos sanguíneos, lo que acaba produciendo hemorragias internas. El trabajo, dirigido por Charles Esmon, de la Fundación de Investigación Médica Oklahoma (OMRF), desvela un anticuerpo que podría ser clave en este proceso.
"El hallazgo podría ser útil para tratar a soldados heridos en ataques con artefactos explosivos improvisados (IED en siglas inglesas), víctimas de armas de fuego y traumatismos por accidentes de tráfico", enumera Esmon. También podría servir para abordar infecciones graves y diabetes.
Cuando las células son dañadas -bien sea por una lesión, una infección o por una enfermedad como la diabetes-, las histonas entran en el torrente sanguíneo y empiezan a destruir el endotelio de los vasos, originando sangrados incontrolados.
"Una vez que constatamos la toxicidad de las histonas, empezamos a buscar vías para evitar esa tendencia destructiva", explica Esmon, que dirige el Departamento de Biología Cardiovascular en la OMRF. Finalmente su equipo ha diseñado unos anticuerpos que pueden bloquear esa capacidad perjudicial de las histonas, evitando el fallo multiorgánico que compromete la vida del paciente. Se trata de una vía para detener la cascada que conduce a las hemorragias secundarias a traumatismos o infecciones.
De momento, esos anticuerpos se han probado en estudios preclínicos, en colaboración con Marc Monestier, investigador de la Universidad de Temple, en Filadelfia, con resultados prometedores y sin efectos adversos. El siguiente paso parece que será un ensayo clínico, según augura Esmon.
Stephen Prescott, presidente de la OMRF, destaca que "este trabajo podría transformar el tratamiento no sólo de los traumas graves, sino también de la diabetes, la neumonía y otras patologías que resulten en la muerte del tejido".
(Nature Medicine DOI: 10.1038/nm.2053).