Elevar los niveles de colesterol
HDL con fármacos ofrecería nulos o escasos beneficios en la prevención de la enfermedad cardiovascular (ECV). Al
menos, con inhibidores de la CETP, que han caído del desarrollo clínico,
mientras que fibratos y niacina tendrían una modesta eficacia en pacientes que
no reciben estatinas. Los resultados de un metaanálisis publicados el 18 de
julio en British Medical Journal insisten en los reveses de esta línea
investigación, aunque los expertos siguen creyendo en el potencial del HDL como
objetivo terapéutico y diana farmacológica.
El metaanálisis incluyó los
resultados de 39 ensayos en 117.411 pacientes. Aunque las tres intervenciones
lograron una elevación significativa del HDL, en pacientes tratados con
estatinas ninguna redujo la mortalidad total ni por enfermedad coronaria, infarto
de miocardio o ictus.
Entre los que no tomaron
estatinas, los fibratos y la niacina (actualmente retirada del mercado), por
separado, redujeron la incidencia de infarto de miocardio no fatal. La niacina,
además, disminuiría los ictus no mortales.
FRENTE A LOS TRIGLICÉRIDOS
Por tanto, y pese a la
preeminencia de las estatinas, el jefe del Servicio Medicina Interna del
Hospital La Paz, de Madrid, Francisco Arnalich, señala que se confirma la
utilidad de los fibratos y la niacina "especialmente cuando existe un
aumento de la concentración de triglicéridos". Pero, para Alberto Cordero,
secretario de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la
Sociedad Española de Cardiología, "ninguna guía recomienda actualmente la
monoterapia con fibratos, y ningún ensayo clínico va a analizar esta
estrategia, por lo que no debería tenerse en cuenta".
Los autores de la investigación,
del Imperial College London, en Reino Unido, entienden que los ensayos
contradicen la hipótesis de que la elevación del HDL per se protegería de la
enfermedad cardiovascular. Pero, el que los estudios epidemiológicos y de
investigación básica hallen un claro papel protector revelaría que "el
reto sería obtener tratamientos que conduzcan a partículas de HDL que tengan la
misma actividad biológica que las que se sintetizan de forma natural por el
organismo", aclara Cordero.
En un editorial acompañante,
Leonard Kritharides, del Hospital General Concord Repatriation, en Sidney,
Australia, defiende la vigencia de esta línea de investigación. Arguye que un
nivel bajo de esta lipoproteína es frecuente en diabetes y síndrome metabólico,
que suelen acompañarse de triglicéridos y LDL elevados, con lo que sería
difícil cuantificar qué parte del riesgo cardiovascular sería atribuible al
HDL.
Precisamente, Cordero es autor de
un estudio publicado en abril de 2012 en la Revista Española de Cardiología que
demuestra que los niveles bajos de HDL tendrían una mayor asociación con el
infarto que los altos de LDL. Además, los pacientes que sufren una complicación
cardiovascular pese a tener controlado su LDL con estatinas presentan un mayor
riesgo de sufrir un nuevo episodio: "Este fenómeno se ha denominado riesgo
residual, y se ha atribuido, en gran parte, a valores bajos de HDL",
apunta.
Además, el editorial critica que
el metaanálisis se olvide los resultados en subgrupos de pacientes, como
aquellos que además de un bajo nivel de HDL presentan hipertriglicemia, en los
que habría datos que apuntarían a los beneficios de los fibratos. Estos
fármacos tendrían asimismo datos positivos en diabéticos, en la tasa de
amputación y retinopatía, y en enfermedad renal crónica, en la que reducirían
la tasa de eventos cardiovasculares.
NECESIDAD DE NOVEDADES
Los éxitos cosechados por las
estatinas, y la dificultad para relevar a estos fármacos, habría impulsado las
investigaciones dirigidas al HDL. Los expertos entienden que, pese a no haber
sido demasiado fructífera, aún podría ofrecer nuevos medicamentos que
resultaran útiles en la prevención de eventos. Julio Hernández, del Grupo de
Patología Cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG),
explica que, como los fibratos, estas terapias tendrían un papel en segundas
líneas en el caso de intolerancia a las estatinas y ante la imposibilidad de
controlar el nivel de lípidos con medidas higiénico-dietéticas. Cordero,
Calabuig y Hernández coinciden en que cabría pensar en que lograran un efecto
potenciador y complementario a las estatinas.
Pero, hasta que la I+D no tenga
éxito, todos hacen hincapié en que en la elevación del HDL el estilo de vida es
crucial. El abandono del tabaquismo, combatir la obesidad y el ejercicio serían
medidas con eficacia probada e incluso, añade Arnalich, el consumo moderado de
alcohol. Para Calabuig, el principal reto es la dificultad para cambiar hábitos
de vida:"Lo que más falla no son los medicamentos o los médicos, sino el
paciente, que come mal, hace poco ejercicio y le cuesta perder peso".
Naiara Brocal Carrasco |
naiara.brocal@correofarmaceutico.com
| 28/07/2014 00:00
http://www.correofarmaceutico.com/2014/07/28/farmacologia/hdl-sigue-vigente-objetivo-diana-pese-fracaso-id
Hace unos años laboratorios Pfizer abandonaba la investigación del Torcetrapib que se encontraba en fase III por supuesta inseguridad. Este fármaco tenía como mecanismo de acción el inhibir la CETP (Proteína Transportadora de Esteres de Colesteril).
ResponderEliminarSi se hubiese aprobado, hoy estaríamos hablando entonces de su ineficacia a parte de la inseguridad reconocida por el fabricante.