Si toda época tiene su enfermedad emblemática, las patologías
neurológicas y mentales definirían nuestro momento: se calcula que el 25 por
ciento de los europeos sufrirá alguna a lo largo de la vida. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) estima que de aquí a 2020, la depresión será la
principal causa de incapacidad laboral. Tanto la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) como la OMS advierten del aumento del estrés, definido no como el
armónico eutrés que, además de aceptable, ha supuesto una ventaja evolutiva,
sino como aquel que sobrepasa a la capacidad del organismo para adaptarse,
dando lugar a cambios biológicos y psicológicos que pueden hacer que la persona
enferme (distrés).
La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de
Vida y de Trabajo (Eurofound) situó al estrés como el segundo motivo de los
problemas de salud relacionados con el trabajo (28 por ciento de todos ellos),
por detrás de las enfermedades musculoesqueléticas. Es evidente que la crisis
económica y su impacto en las condiciones laborales no ayudan a reducir los
factores estresantes, pero no es el único elemento que influye. Los factores
estresantes más comunes en el ámbito laboral están vinculados con las funciones
específicas de trabajador (nivel de exigencia, monotonía en las tareas,
división de funciones); también pueden asociarse a la organización del trabajo
(imprecisión en los objetivos, horarios, inestabilidad), y a las relaciones
laborales. Pero, además, influyen el entorno físico y el desequilibrio entre
vida personal y laboral. El actual modelo de sociedad, donde se prima el
rendimiento, los horarios 24/7 (muchas veces con el objetivo de asegurar un
consumismo innecesario) y la dependencia de los dispositivos tecnológicos (lo
que se ha llamado tecnoestrés), puede influir también en esa incapacidad
adaptativa.
Uno más
Esa amalgama de elementos es la que ha de considerar el
médico del trabajo para controlar el estrés laboral. Si bien es un reto, estos
especialistas consideran que el estrés se puede prevenir y tratar. De hecho,
postulan que debe equipararse a otros factores de riesgo en el trabajo, como si
de un control de exposición a tóxicos se tratase, y al igual que con ellos
implementar estrategias de prevención y manejo.
Para alcanzar esa equiparación a otros riesgos laborales,
Antonio Iniesta, gerente del Servicio de Prevención Propio Mancomunado de
Garrigues, considera que es necesario "menor miedo por parte de todos,
tanto trabajadores como empresarios y sistema sanitario en su conjunto. Es
fundamental lograr una coordinación e interrelación entre todos los estamentos
médicos que pueden atender a un trabajador: sistema público, médicos del
Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS), médicos del trabajo de los
servicios de prevención y médicos de mutuas de accidentes; sin olvidar que un
30 por ciento de los trabajadores tiene además una aseguradora privada. Creemos
que el médico del trabajo debería jugar el papel de coordinar la salud de los
trabajadores de manera integral", concluye el que fuera presidente de la
Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (Aeemt).
Lo primero es realizar "una correcta evaluación de los
factores de riesgo social, una herramienta muy útil que permite valorar la
salud mental de los trabajadores y detectar situaciones y personas que pueden
provocar bien agudizaciones de la patología o su aparición, por lo que sirve
como medida preventiva y diagnóstica", continúa Iniesta, que ha coordinado
una de las últimas guías para manejar el estrés desde la Medicina del Trabajo,
editada con el apoyo de Schwabe Farma Ibérica.
Instrumentos
Existen multiples cuestionarios con fines preventivos que
deben utilizarse en función de la actividad y la cultura de cada empresa. Antonio
Meléndez, coordinador de Medicina del Trabajo en Andalucía de Premap, alude a
ISTAS21 y PSICOVS2012, por citar a los más habituales.
Iniesta también destaca que lo ideal es conocer al trabajador
y su entorno no solo profesional, también social y familiar, "pues hay
múltiples situaciones en las que el entorno familiar influye o es causa de
estrés, y se puede agravar por el trabajo o viceversa". Así, se consideran
grupos de alto riesgo los trabajadores jóvenes, los de edad avanzada, los inmigrantes,
las personas desfavorecidas y discapacitadas, y los trabajadores de familias
monoparentales, recuerda Clara Guillén, jefe de Departamento de Enfermedades
Profesionales de Ibermutuamur.
Una vez instalado el estrés laboral, si no se ha podido
prevenir, es necesario tomar medidas antes de que aparezcan lesiones. Las
consecuencias físicas más comunes son enfermedad cardiovascular, trastornos de
tipo gastrointestinal, alteraciones respiratorias, dermatológicas y
neurológicas (cefaleas), relata Meléndez. "Entre las alteraciones
psíquicas, más específicas, predominan lo que el DSM5 define como trastornos
adaptativos".
Para Guillén, "es necesario estar atentos al aumento de
accidentes y al empeoramiento del rendimiento laboral, al absentismo, al
presentismo y a los síntomas cardiovasculares. La intervención en la
organización puede suponer la disminución de las sobrecargas laborales,
reorganización de tareas, cuidado del medio de trabajo, formación específica
sobre estrés laboral, adopción de estrategias de gestión del tiempo, agrupación
de tareas, y también su priorización, entre otros", enumera Guillén.
Manejo
El tratamiento tiene también un enfoque individual, sintetiza
Meléndez, "desde el más básico, mejorar el autocuidado del trabajador
(ejercicio, alimentación y descanso adecuados, reducir consumo de tóxicos como
alcohol y tabaco), a mejoras cognitivas generales: potenciar la asertividad, la
capacidad de comunicación y las habilidades sociales (gestión tiempo,
discriminar lo importante de lo urgente)".
Iniesta redunda en esta multiplicidad de actuación, desde la
propuesta de cambios organizativos en coordinación con recursos humanos, hasta
la derivación a un especialista en salud mental. "Tambien es importante la
formación en técnicas que permitan manejar el estrés que se pueden impartir en
talleres. Un colectivo importante son los mandos intermedios, pues están
expuestos a una presión mayor y hacen de correa de transmision".
Finalmente, Guillén da otra clave al aludir al concepto de
personas o relaciones "tóxicas" en el entorno laboral: "Es
importante socializar, apoyar y apoyarse en los demás, en quienes comparten el
entorno. Conocer a los compañeros, utilizar un tono positivo, evitar la queja
continua que solo desgasta e irrita a uno mismo y a los otros. Compartir deseos
positivos facilita un buen clima laboral".
Diario Médico.com [en línea]. [Consultado el 19 de julio
2016]. Disponible en:
http://medicina-del-trabajo.diariomedico.com/2016/07/04/area-cientifica/especialidades/medicina-del-trabajo/estres-laboral-el-toxico-invisible
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