lunes, 11 de mayo de 2015

Digoxina elevaría la mortalidad en insuficiencia y fibrilación auricular

La digoxina se asocia a un incremento del 29 por ciento del riesgo de muerte en pacientes con fibrilación auricular (FA) y del 21 en insuficiencia cardiaca congestiva (ICC), que son escenarios de uso común de este fármaco que lleva utilizándose desde hace más de doscientos años. Los datos proceden de una revisión sistemática y metaanálisis de 19 estudios con 326.426 pacientes (235.047 con FA y 91.379 con ICC) publicados la semana pasada en European Heart Journal.
La percepción general de los expertos españoles consultados por CF es que son resultados que entrarían dentro de lo esperable y que deben ser, como mínimo, un aviso al prescriptor, aunque se muestran más o menos críticos con los posibles sesgos del estudio, como la diversidad de pacientes e indicaciones objeto del trabajo. "Pese a las limitaciones que puede presentar un metaanálisis, especialmente con un solo estudio aleatorizado (el ensayo DIG en ICC), la digoxina es un fármaco que se debería dejar de prescribir y, en aquellos casos excepcionales en que, por alguna razón, se considere su uso, debería ser como mucho marginal y bajo estricto control", advierte Ángel Moya, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
ARRITMIAS FRECUENTES
"La digoxina produce un aumento de la cantidad de calcio dentro de las células del corazón", expone David García-Dorado, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona, que señala que "se podría predecir que puede causar un cierto daño a las células cardiacas". Además, presenta un margen terapéutico estrecho y un buen número de interacciones medicamentosas. "La intoxicación digitálica aguda, con riesgo de arritmias, es un fenómeno relativamente frecuente".
El tratamiento digitálico está recogido en las guías de cardiología europea y americanas. Sus dos indicaciones principales son el tratamiento de la insuficiencia cardiaca sintomática en pacientes con disfunción ventricular izquierda y el control del ritmo en FA. Sus recomendaciones de uso, a juicio de los autores, se apoyarían en una base científica insuficiente.
Con todo, Ricardo Ruiz Granell, también de la SEC, advierte de que esta asociación observada entre digoxina e incremento de la mortalidad se relacionaría con el uso crónico. Además, los expertos alertan de que el perjuicio no sería el mismo en unos pacientes que en otros, ya que factores como el grado de deterioro estructural del corazón y de la función renal serían determinantes.
Pero los resultados de la investigación serían especialmente preocupantes si se tiene en cuenta que, según los autores, se emplea en 1 de cada 3 pacientes con FA. José María Lobos, coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), coincide con que es la frecuencia de empleo que apuntan "la mayoría" de los últimos estudios ("mientras que en IC en ritmo sinusal sería bastante infrecuente"). Aunque el resto de expertos coincide en que en España su prescripción sería menor y cada vez más restringida.
En concreto, Miguel Camafort, de la Unidad de Fibrilación Auricular del Hospital Clínico de Barcelona, apunta que debería limitarse a insuficiencia cardiaca aguda, ante la necesidad de un control rápido de la FA y en pacientes en los que se considera necesario reducir la frecuencia cardiaca y sufren grandes limitaciones de su movilidad.
Pero, al mismo tiempo, García-Dorado puntualiza que también hay que tener en cuenta que habría "pocos fármacos con una experiencia de uso acumulada tan grande como la digoxina", que demostraría que "es segura si se prescribe y monitoriza adecuadamente", por lo que, pese a los datos en contra, tampoco se puede descartar su utilidad "en casos muy concretos".
Y, sin embargo, al contrario que otros expertos, García-Dorado entiende que la tendencia al abandono de su uso en escenarios como la FA no justificaría su investigación en los ensayos clínicos de los que carece.
Hasta ahora, el único estudio randomizado con digoxina demostró que los niveles séricos elevados (iguales o superiores a 1,2 ng/mL) se asociaron con un incremento de la mortalidad, mientras que las concentraciones bajas se relacionaron con beneficios clínicos. Lobos entiende que estos niveles deberían situarse entre 0,5 y 1 ng/mL "y abandonar de una vez los que marca el laboratorio de referencia (0.8 a 2 o 2.2 ng/mL) que son claramente excesivos y deberían ser eliminados de los informes de laboratorio". A su entender, "se usan dosis demasiado altas para la población de edad avanzada y con disfunción renal". En estos pacientes frágiles, un comprimido al día de 0,25 mg "produce una toxicidad aguda o crónica que entraña un riesgo vital", alerta.

Signos y síntomas comunes de la toxicidad por digoxina:
Digestivos: vómitos, náusea, anorexia, diarrea.
Neurológicos: fatiga, cefalea, desorientación, delirio, confusión.
Visual: visión borrosa o doble, alteración de la percepción del color, halos amarillentos o grisáceos alrededor de imágenes y luces.
Corazón: arritmias.
http://www.correofarmaceutico.com/2015/05/11/farmacologia/digoxina-elevaria-mortalidad-insuficiencia-fibrilacion-auricular

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