jueves, 5 de febrero de 2009

Medicamentos en el Adulto Mayor

En el boletín SALUD MADRID – NOTAS FARMACOTERAPÉUTICAS Vol. 15 Nº 8, se encuentra una excelente revisión a cerca de la utilización de medicamentos en el anciano y cuyas conclusiones vale la pena resaltar:
• Las enfermedades crónicas, comorbilidades y deterioro físico y psíquico de los ancianos junto con la polimedicación, hace que se incremente el riesgo de interacciones, efectos adversos, falta de adherencia y otros problemas derivados del tratamiento farmacológico.
• Antes de prescribir un fármaco para una nueva patología resulta fundamental verificar que no se trata del efecto adverso de otro medicamento y considerar si hay opciones no farmacológicas.
• Es conveniente evitar la utilización de fármacos potencialmente inadecuados y de reciente comercialización, simplificar el régimen terapéutico, explicar el propósito del fármaco, cómo tomarlo y sus posibles efectos adversos así como evaluar regularmente el cumplimiento terapéutico.
• En la optimización de la farmacoterapia de los ancianos se debe prestar especial atención a la detección de dosis, pautas y duración de tratamientos inadecuados, duplicidades de fármacos, interacciones relevantes, prescripciones en cascada y omisiones de fármacos clínicamente indicados.

Así mismo se establecen unas recomendaciones para la prescripción de medicamentos en el adulto mayor:
1. Establecer un diagnóstico preciso. Procurar no tratar reacciones adversas a medicamentos. Cada tratamiento debe tener un objetivo establecido.
2. Considerar en primer lugar si hay opciones no farmacológicas.
3. Realizar una historia farmacológica detallada.
4. Revisar periódicamente el tratamiento y considerar la indicación y necesidad de cada fármaco.
5. Conocer la farmacología de los medicamentos que se prescriben: vía de eliminación, vida media, unión a proteínas plasmáticas, potencial de interacciones, acción farmacológica y efectos adversos.
6. Evitar la utilización de fármacos potencialmente inadecuados (criterios de Beers) y de reciente comercialización, pues su perfil de efectos adversos en los ancianos suele ser poco conocido.
7. Comenzar con dosis bajas del fármaco e ir incrementando hasta conseguir el efecto terapéutico. Evitar los fármacos de vida media larga o que se acumulen.
8. Simplificar el régimen terapéutico. Utilizar formas de dosificación adecuadas para el paciente.
9. Explicar el propósito del fármaco, cómo tomarlo y sus posibles efectos adversos al anciano o sus cuidadores, proporcionar instrucciones claras por escrito y asegurarse de que lo han entendido.
10. Sugerir el empleo de diarios, calendarios o cualquier otro medio que permita realizar un registro de las tomas de los diferentes fármacos prescritos.
11. Facilitar un listado actualizado con toda su medicación.
12. Documentar el resultado de los nuevos fármacos prescritos para enfermedades crónicas con una periodicidad máxima semestral.
13. Evaluar regularmente el cumplimiento terapéutico. Asegurar el cumplimiento antes de introducir un nuevo fármaco.
14. Aconsejar la destrucción o donación de los medicamentos que ya no se utilizan.

Con respecto a este último punto, se aconseja mejor destruirlo a que caiga en manos inescrupulosas.

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