El uso de los análogos de
GLP-1 en el tratamiento de la diabetes tipo 2 no sólo mejora la adherencia al
tratamiento de los pacientes sino que minimiza futuras complicaciones. Así lo
han corroborado los expertos participantes en la mesa redonda Criterios de
utilización de los GLP-1: datos de la vida real con liraglutida, celebrado en
Valencia con el patrocinio de Novo Nordisk, en el último Congreso Nacional de
la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
En concreto, Juan Francisco
Merino, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital
Universitario La Fe, de Valencia, afirmó que, "aunque siempre hay que
tener en cuenta las características del paciente a la hora de elegir una opción
terapéutica u otra, gracias a los análogos de GLP-1 podemos aspirar a objetivos
de control más ambiciosos y a reducir las complicaciones asociadas al
tratamiento".
Por su parte, Esteban Jódar,
jefe del Departamento de Endocrinología de Hospitales Quirón Salud Madrid,
reiteró que, "con esta nueva familia de fármacos, se puede prevenir o
paliar la aparición de algunas de las complicaciones más habituales asociadas a
la diabetes, como las hipoglucemias o el sobrepeso y, con ello, mejorar la
calidad de vida de los pacientes, además de sus efectos favorables en otros
aspectos como la presión arterial u otros factores de riesgo vascular".
GLP-1 DESDE EL INICIO
Los análogos de GLP-1 son
fármacos que actúan a través del receptor de la incretina del mismo nombre, una
hormona responsable, entre otras cosas, de estimular la secreción de insulina.
En lo que se refiere a sus criterios de utilización, Merino explicó que
"la terapia basada en análogos de GLP-1 no es un tratamiento que esté
limitado a una fase concreta de la diabetes, porque, en realidad, cuando
abordamos el tratamiento de un paciente, hemos de tener en cuenta que puede
tener distintos grados de reserva de insulina".
Por tanto, la utilización de
GLP-1 puede tener efectos beneficiosos desde las fases más precoces de la
enfermedad hasta las más avanzadas. "En las fases iniciales de la
diabetes, los análogos de GLP-1 van a ser beneficiosos en términos de control
glucémico, pero también en lo relacionado con el control de peso y con la
reducción del riesgo de hipoglucemias. Mientras que, en fases avanzadas, la
asociación de GLP-1 con insulina basal va a permitir un muy buen control del
paciente con menos bajadas de azúcar y con un beneficio a la largo plazo en su
calidad de vida", indicó Merino.
BIEN ACEPTADOS
Desde el punto de vista del
paciente, son fármacos bien aceptados. Según el especialista de La Fe, "el
paciente se adhiere rápidamente al tratamiento porque observa un beneficio en
los controles glucémicos y una reducción del peso de forma sostenida". En
cualquier caso, los expertos coinciden en la importancia de prescribir el
fármaco más adecuado al perfil de cada paciente lo antes posible. Para ello,
apuntan que una de las características esenciales a tener en cuenta con las
nuevas terapias antidiabéticas debe ser su capacidad para alcanzar los
objetivos de control glucémico minimizando el riesgo de hipoglucemias.
Jódar hizo hincapié en los
resultados del estudio Diabetes Monitor, realizado en España por el Grupo de
Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN):
"Sus datos avalan la eficacia de liraglutida para conseguir más de un
punto de reducción en la hemoglobina glicosilada. Además, hubo reducciones
significativas de glucemia basal, una pérdida de peso media de casi 5 kilos,
mejorías de la presión arterial sistólica y diastólica y reducciones del
colesterol, entre otros beneficios".
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