Falta mucha información sobre los
posibles efectos en la salud de los sistemas electrónicos de administración de
nicotina (SEAN). Pese a ello, existe una corriente mayoritaria para restringir
el uso de cigarrillos electrónicos, que en España ya ha recibido apoyo
legislativo (en la modificación de la Ley de Consumidores) y del sector
sanitario, que pide más dureza en las restricciones.
Se trata de prevenir antes de
curar. Todos admiten que apenas hay pruebas concluyentes, pero se aferran a las
pistas existentes para criticar un hábito que, para unos, puede frenar el
consumo de tabaco y, para otros, incentivarlo.
El último informe de la OMS,
publicado la semana pasada y recogido por diariomedico.com, va en esta línea. Pide
prohibir su uso en espacios cerrados y acabar con los reclamos sanitarios en
favor de estos productos. La OMS habla de "una disputa de salud
pública" en torno a los cigarrillos electrónicos, que en España quedan
prohibidos, tras la aprobación del Congreso y el Senado, en zonas sanitarias,
educativas docentes, infantiles y transporte público.
Restringir aún más
Agentes sanitarios como la OMC,
Semfyc, SEMG, CNPT y Separ, por citar algunos, ya han dicho que les parece poca
restricción. La tendencia general, como se ve en la ley europea aprobada al
respecto, es restringir, aunque la UE suavizó las propuestas iniciales, más
exigentes. Los cigarrillos electrónicos no se regularán como medicamentos, sino
como productos tabáquicos, y la comunidad clínica, por lo general, cree que los
políticos se quedan cortos.
Según la OMS, los SEAN
"representan una frontera evolutiva llena de promesas y amenazas para el
control del tabaco". Además de la nicotina (que no está presente en todos
los casos), estos productos contienen propilenglicol, con o sin glicerol,
aromatizantes, disolventes, aldehídos, metales y alcaloides.
Las cifras confirman la creciente
importancia de los SEAN. Existen cerca de 500 marcas, y el año pasado se
gastaron en el mundo más de 2.000 millones de euros en este tipo de productos.
La OMS calcula que las ventas se multiplicarán por 17 de aquí a 2030, y
recuerda que, entre 2008 y 2012, su uso se duplicó entre adultos y
adolescentes. Una última cifra: en 2012, un 7 por ciento de europeos de 15 o
más años habían probado los cigarrillos electrónicos.
Tabacaleras implicadas
El debate se complica con la
aparición de las tabacaleras, y su lobby. Si, en un principio, eran empresas
independientes las que auparon esta alternativa al tabaco clásico, ahora son
los gigantes tabacaleros los que han visto un nuevo nicho en el que vivir. Por
eso, se está reforzando el vínculo entre el tabaco y el cigarrillo electrónico:
preocupa que éste pueda minar la lucha contra aquél.
Volviendo al ámbito clínico, de
lo poco que parece estar claro es que los SEAN con nicotina pueden tener
efectos adversos durante el embarazo y aumentar el riesgo de cardiopatías. Su
posible vínculo con el cáncer y la neurodegeneración está menos claro, pero sí
se han relacionado con irritación de ojos y vías respiratorias, ligada al
propilenglicol.
La exposición del fumador pasivo,
piedra angular de la lucha contra el tabaco, aún está difusa en el caso de los
SEAN, como admite la OMS: "Se desconoce si la mayor exposición a las
sustancias tóxicas y partículas en el aerosol exhalado dará lugar a un mayor
riesgo de enfermedad y defunción entre las personas del entorno".
Ya que este punto no está claro,
otro campo de batalla es la publicidad: "Las pruebas existentes revelan
que el aerosol de los SEAN no es simplemente vapor de agua, como se suele
afirmar en la mercadotecnia de esos productos".
Como medida preventiva, y a falta
de mejores estudios ("la mayoría de productos no se han sometido a ensayos
por parte de científicos independientes, y las pocas pruebas rea lizadas
revelan amplia variación en toxicidad y emisiones"), la OMS sugiere
"prohibir a fabricantes y terceros los reclamos sanitarios en favor de
SEAN, en particular los que afirman que ayudan a dejar de fumar, hasta que
existan pruebas científicas y se obtenga la aprobación reglamentaria".
Mientras la regulación se va
adaptando al uso los cigarrillos electrónicos, los clínicos esperan datos y,
aunque por lo general critican su utilización, hay algunos casos de cierta
defensa. En Francia, cien médicos lanzaron un comunicado de apoyo, en el que
decían: "Los enfermos van mejor cuando vapean que cuando fuman".
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