domingo, 29 de enero de 2012

Sin pruebas de que las vacunas con tiomersal causen autismo

Desde finales de noviembre y durante el mes de diciembre, la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional ha resuelto 26 casos de reclamaciones de familias con hijos que tras inmunizarlos con vacunas, en cuya conservación se utilizó tiomersal (mercurio), fueron diagnosticados de autismo. La Audiencia ha desestimado todas las peticiones de indemnización a la Administración argumentando que no está demostrado el nexo causal entre la vacunación y la patología que sufren los menores, es decir, la inmunización con vacunas que contienen tiomersal y el autismo.
Para llegar a esa conclusión, en la última resolución, la Sala hace un repaso de las investigaciones publicadas sobre esta cuestión y, en este recorrido por bibliografía científica, se topa con lo que fue un escándalo en el mundo científico: la publicación en Lancet del estudio de Andrew Wakefield que relacionaba la vacuna triple vírica y el autismo, en 1998, y que se demostró fraudulento. En 2009, la prestigiosa publicación "calificó dicho trabajo como deficiente y retiró el artículo de sus fuentes de información", recuerda la sentencia. Pero la primera debilidad al establecer la relación de causalidad entre el acto inmunológico y el autismo está en el informe presentado por la parte reclamante que señala, que "los estudios previos no han conseguido establecer la relación causal entre los daños neurológicos del autismo y los producidos por el mercurio de las vacunas; y, a pesar de que todavía no se ha podido establecer una evidencia científica clara, la OMS continúa animando a proseguir las investigaciones en esta materia".
La Audiencia considera que esta valoración es débil y "se asemeja más a un trabajo de investigación que a una pericial encaminada a probar la causa de un resultado daño". La Sala sostiene sus resoluciones en los informes presentados por el Instituto Nacional de Toxicología y la Agencia Española de Medicamentos (Aemps), que reconociendo la toxicidad del mercurio, comienzan aclarando que el tiomersal tiene un 50 por ciento del citado metal, pero que su toxicidad, como etilmercurio, es poca y el organismo lo elimina con facilidad. Y afirman que, "las autoridades sanitarias [...] no han establecido límites de exposición para el etilmercurio".
Pero, además, los informes de las agencias oficiales razonan que "las causas o factores que determinan el autismo son desconocidos" y "la opinión científica generalizada es que entre las principales causas existe una base genética". En consecuencia, la sentencia señala que "no se podría atribuir a la administración de las vacunas con tiomersal, cuyo aporte de mercurio al cuerpo es insignificante en relación con otras fuentes, al autismo que padece el hijo de la recurrente. Por otra parte, los trastornos del espectro autista implican anomalías en tres áreas, reciprocidad social, comunicación e intereses y comportamientos restringidos, síntomas que no se dan en las intoxicidades crónicas por mercurio".
Pero si esto es así, la parte demandante pregunta porqué desde 2004 se ha retirado el uso del mercurio en vacunas. En este sentido, la Audiencia razona que "la recomendación de retirar el tiomersal de las vacunas se adoptó como medida de precaución con la intención de limitar la exposición al mercurio". Y alude a la recomendación del Comité Científico de la Agencia Europea del Medicamento (EMEA), de 1999, de la que se hizo eco la Agencia Española de Medicamentos, en 2000.
El fallo concluye que "la relación beneficio/riesgo sigue siendo favorable a la utilización de tiomersal en las vacunas cuando ello sea necesario, pues la prohibición absoluta de su utilización implicaría la imposibilidad de utilizar algunas vacunas. Y la propia EMEA considera que los beneficios de la vacunación superan los posibles riesgos de administración de estos fármacos con tiomersal".
Diario Médico.

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