jueves, 30 de octubre de 2014

SEPAR denuncia que los cigarrillos electrónicos aumentarían el riesgo de adicción a la nicotina

"Consumir cigarrillos electrónicos supone un menor gasto económico que el derivado de los cigarrillos convencionales. Este factor, sumado con el fuerte crecimiento y promoción de estos productos, se está traduciendo en un incremento notable del consumo entre adolescentes que nunca habían fumado", ha afirmado Neus Altet, neumóloga y miembro del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
Junto a esto, añade que  "esto indica que sin una adecuada regularización los cigarrillos electrónicos podrían ser una puerta de entrada a la adicción a la nicotina y al uso posterior de cigarrillos convencionales".

EL INICIO, A LOS 13,5 AÑOS

Desde Separ han apuntado que en España, se calcula que la edad en la que los jóvenes empiezan a fumar es alrededor de los 13,5 años. A los 13 años se prueba por primera vez los cigarrillos, a los 14 se fuma diariamente, y entre los 18 y 20 años es dónde se encuentra la mayor franja de fumadores (33,7 por ciento). Al empezar tan pronto se multiplican las posibilidades de desarrollar algún tipo de enfermedad respiratoria crónica, tumor o complicación cardiovascular cuando estos sean adultos.
Asimismo, se ha demostrado que los adolescentes que fuman suman más años de consumo y resultan ser más adictos. Las autoridades sanitarias deben regular correctamente el producto y se deben realizar más investigaciones científicas que ayuden a conocer con mayor profundidad sus componentes y la seguridad de su uso. "Ante tal problemática es necesario valorar la prohibición de su uso en locales cerrados, la prohibición de su venta a menores de 18 años y la prohibición de publicidad en estos dispositivos, con el único objetivo de proteger a los menores y adolescentes de posibles daños derivados del inicio al hábito tabáquico", ha asegurado Altet.

Junto a esto, ha apuntado que los cigarrillos electrónicos contienen sustancias que no sólo a un corto plazo producen alteraciones de las vías respiratorias, si no que como su utilización es relativamente reciente se desconoce su efecto a largo plazo. "Las empresas fabricantes no informan fidedignamente de sus contenidos. Todavía no se conoce con seguridad la totalidad del contenido de estos productos y cuál es su efecto cuando son inhalados. No se ha demostrado que su uso sea seguro, especialmente a largo plazo, ni se conocen los detalles de los potenciales efectos sobre las personas no usuarias que también están expuestas al vapor", ha explicado Altet.


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