lunes, 20 de mayo de 2013

El riesgo cardiovascular, clave en la instauración de la antibioterapia

Los potenciales riesgos cardiovasculares deberían tenerse en cuenta en la elección del antibiótico. Así lo advierte el equipo de Andrew D. Mosholder, de la agencia estadounidense FDA, en un editorial aparecido en mayo en The New England Journal of Medicine (NEJM). En su análisis exponen que la azitromicina, otros macrólidos y las fluoroquinolonas pueden provocar arritmias graves por la prolongación del intervalo QT. Expertos consultados por CF señalan que, aunque esta asociación no se ha establecido siempre de forma concluyente, la información disponible obliga a ser cauteloso con personas vulnerables. El perfil cardiovascular de la azitromicina ha preocupado especialmente dado su amplio uso en Estados Unidos. De hecho, el editorial acompaña la publicación de un nuevo trabajo al respecto firmado por Henrik Svanström y realizado con datos de pacientes daneses. Esta vez, los autores no hallaron diferencias en cuanto al riesgo cardiovascular entre el uso de azitromicina y penicilina V. No sucedía así hace un año con otra investigación, también publicada en NEJM, firmada por Wayne A. Ray, en pacientes de Tennesse (Estados Unidos) con Medicaid (el programa de salud para personas necesitadas). Se halló una relación entre azitromicina y mortalidad cardiovascular, que no se encontró con amoxicilina y ciprofloxacino. También el levofloxacino se vio que aumentaría estos eventos. Como consecuencia, la FDA publicó un alerta sobre la azitromicina. En el caso de este antimicrobiano, dado que el perfil cardiovascular de los pacientes de Medicaid sería peor que el danés, los resultados de ambos trabajos no entrarían en conflicto. Julián de la Torre, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), apunta que este nuevo trabajo apoyaría la hipótesis de que el riesgo cardiovascular se limitaría a las personas de mayor riesgo. Aunque el presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología, Ángel Moya, destaca que "desde el punto de vista cuantitativo, el riesgo es pequeño", sería lo suficientemente importante para plantearse no indicar azitromicina u otros macrólidos, o administrarlos vigilando el intervalo QT mediante electrocardiograma en ciertos casos, como si existen canalopatías, se toman antiarrítmicos o hay antecedentes familiares de muerte súbita, entre otros factores. Este riesgo sería de especial interés en pacientes con tratamientos prolongados con azitromicina, como los que padecerían bronquiectasias y colonización crónica por P. aeruginosa, en los que este antibiótico "se utiliza como modulador de la respuesta inflamatoria", destaca el jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, Rafael Cantón. Otras alternativas tampoco estarían exentas de riesgo. Un estudio de 2004, también en NEJM, asoció el uso de eritromicina con muerte súbita, especialmente si se usaba junto con fármacos que actúan sobre el complejo del citocromo P450. La asociación de las fluoroquinolonas con las arritmias graves, recuerda Cantón, se saldó con la retirada de grepafloxacino. http://www.correofarmaceutico.com/2013/05/20/farmacologia/riesgo-cardiovascular-clave-en-instauracion-de-antibioterapia

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