Un equipo de investigadores el
Hospital Universitario de Bellvitge y del Instituto de Investigación Biomédica
de Bellvitge (Idibell), en Barcelona, ha desarrollado una terapia basada en
glicopolímeros con la que se podrían evitar infecciones. Estas moléculas son
polímeros solubles que se emplean como matriz en la que se insertan unos
azúcares a modo de diana de los anticuerpos que se busca eliminar. De esta
forma, los glicopolímeros generan inmunidad protectora frente a las infecciones
causadas por bacterias Gram-negativas, incluyendo las cepas resistentes a
antibióticos. En las infecciones intrahospitalarias, donde los patógenos
multirresistentes causan más daño, hay estimaciones de que con esta terapia se
evitaría que más de cuatro millones de pacientes ingresados en las unidades de
cuidados intensivos (UCI) en todo el mundo desarrollen enfermedades infecciosas
y necesiten antibióticos.
Según detalla el responsable de
esta investigación, Rafael Máñez, jefe de Servicio de Medicina Intensiva del
Hospital Universitario de Bellvitge, la diana de esta novedosa terapia son los
anticuerpos inhibidores que se unen a la galactosa-alfa1,3-galactosa
(anticuerpos anti alfagalactosa), actuando así como una protección de las
bacterias Gram-negativas.
“La gran ventaja del tratamiento
es que, administrado tanto por vía subcutánea como por vía intravenosa, en una
hora y media ya hemos eliminado los anticuerpos inhibidores, lo que permite la
actividad inmune que pueda acabar con las bacterias”, explica a DM Máñez. El
especialista considera que gracias a esa rapidez este tratamiento puede
funcionar a modo de vacuna en los pacientes ingresados por urgencia.
“Hemos demostrado primero en
estudios in vitro con sueros humanos que la eliminación de estos anticuerpos
potencia la capacidad bactericida sérica contra Gram-negativas como Pseudomonas,
Klebsiella pneumoniae, E. coli y Serratia, que representan un 60-70 por ciento
de las infecciones adquiridas en las UCI. También, en modelo de ratón in vivo
de sepsis grave hemos demostrado que eliminando estos anticuerpos podemos
evitar la mortalidad; también, gracias a que se multiplica por más de cien la
capacidad bactericida del suero murino”.
Del xenotrasplante a la
inmunoterapia para las infecciones
El origen de este hallazgo radica
en las investigaciones que Rafael Máñez realizó de forma pionera en Europa,
hace años, en el campo del xenotrasplante. “Los anticuerpos que eliminamos con
los glicopolímeros, los anticuerpos anti alfagalactosa, son también los
responsables del rechazo de los órganos porcinos cuando se trasplantan en
primates. Estos anticuerpos naturales contra carbohidratos se producen por la
continua estimulación de la microbiota; prácticamente todas las bacterias
Gram-negativas que están en la flora intestinal expresan esos azúcares en su
superficie y determinan la producción de los anticuerpos. En diversas
investigaciones se ha sugerido que se unen con más eficacia a las bacterias
Gram-negativas aisladas de sangre humana que a las colonizadoras del colon.
Así, parece que los anti alfagalactosa en lugar de protegernos de los microorganismos,
impulsan el efecto opuesto: las bacterias los utilizan como un escudo que
repele el ataque inmune para eliminarlas. Nuestra hipótesis es que estos
anticuerpos, siempre presente en el organismo, aunque en niveles variables,
actúan para las bacterias de la microbiota como si fueran un antibiótico. De
esta forma, se favorece la aparición de cepas resistentes, que acaban siendo
invasivas y causando infecciones”.
Gracias a sus experimentos en el
xenotrasplante, Máñez contaba ya con datos sobre la seguridad de estos
glicopolímeros. “En los trabajos con primates no humanos me impactó el hecho de
que podían eliminar selectivamente los anticuerpos xenogénicos de una forma
inocua para evitar el rechazo”.
Estas moléculas han sido
patentadas internacionalmente: a comienzos de 2018 se creó la empresa spin-off
del Idibell RemAb Therapeutics, que está actualmente ejecutando los
procedimientos preclínicos con las autoridades regulatorias y una ronda de
inversión, con el objetivo de iniciar los primeros ensayos clínicos de los
glicoconjugados en humanos a principios del año 2020. “Son una familia nueva de
fármacos, basada en el concepto de la eliminación de anticuerpos como vía
terapéutica; de hecho, podrían suponer una alternativa de inmunomodulación útil
en un campo amplio de patologías: además de las enfermedades infecciosas, el de
las autoinmunes o el cáncer. Con todo, estas moléculas tienen la ventaja de ser
totalmente sintéticas, lo que facilita el proceso regulatorio en comparación,
por ejemplo, con los tratamientos biológicos”.
Máñez avanza que ya están
trabajando para desarrollar este mismo concepto frente a bacterias
Gram-positivas, y en especial, estafilococo. Asimismo, el objetivo de los
primeros ensayos se centrará en la acción preventiva, si bien el especialista
no descarta que este tratamiento tenga un efecto coadyuvante con los
antibióticos.
Muy prometedor el estudio. Se necesita rápido. Ojalá sea seguro para el paciente...
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